El Libre Albedrío…

Tu mente y tus pensamientos son también los pensamientos de la mente divina. El Espíritu universal está en tus pensamientos y en tu libre albedrío. Cuando trasladas tus pensamientos del Espíritu al ego, parece como si perdieras contacto con la fuerza de la intención. Tu libre albedrío puede avanzar con el Espíritu universal y su despliegue o alejarse de él, hacia el dominio del ego. Al alejarse del Espíritu, la vida parece una lucha. Por tí fluyen energías más lentas, y quizá te sientas desamparado, abatido, perdido. Puedes acudir a tu libre albedrío para unirte de nuevo con las energías más altas, más rápidas. La verdad es que no creamos nada solos; todos somos criaturas con Dios. Nuestro libre albedrío combina y redistribuye lo que ya ha sido creado. ¡Tú eliges! El libre albedrío significa que puedes elegir entre conectarte con el Espíritu o no conectarte.
De modo que la respuesta a las siguientes preguntas; «¿Tengo libre albedrío?» y «¿Actúa en mí la intención como una fuerza universal omnipresente?» es «sí». ¿Eres capaz de vivir con esta paradoja? Si te paras a pensar, vives con la paradoja cada momento de tu existencia. Desde el momento en que eres un cuerpo con principio y fin, con límites, y una definición en el tiempo y el espacio, eres también un ser invisible, amorfo, ilimitado, que piensa y siente. Una máquina con vida propia, por así decirlo. ¿Qué eres? ¿Materia o esencia? ¿Eres físico o metafísico? ¿Forma o espíritu? La respuesta es ambas cosas, aunque parezcan opuestas.
¿Tienes libre albedrío y formas parte del destino de la intención? Sí. Fusiona la dicótomia. Mezcla los opuestos, y vive con ambas creencias. Inicia el proceso de dejar que el Espíritu actúe en ti y vincúlate al campo de la intención. En la intención, el Espíritu trabajará por ti.
Cuando con el libre albedrío decides conscientemente volver a conectarte a la fuerza de la intención,cambias su dirección. Empezarás a reconocer y venerar la unidad del Espíritu y tú como una concentración individual de esa fuerza. Yo repito en silencio la palabra «intención» o «propósito» para que me ayude a librarme del ego y estar centrado en mí mismo.
Pienso con frecuencia en estas frases de La fuerza del silencio de Castañeda: «Al haber perdido la esperanza de volver a la fuente de todo, el hombre medio busca consuelo en su egoísmo».
Personalmente, intento volver a la fuente dé todo día tras día, y me niego a ser el «hombre medío» del que habla Castañeda.

(Wayne W. Dyer de su Libro El Poder de la Intención).

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